por el Dr. J.T. Ross Jackson
Respuesta a la crisis global
Los asentamientos humanos están en crisis, tanto en el Norte como en el Sur, pero las razones son diferentes en ambos casos. En una perspectiva más amplia, la crisis de asentamientos humanos es parte de un proceso en el que el planeta está llegando a sus límites de crecimiento. Existe un consenso generalizado, reflejado por ejemplo en el Informe Brundtland y en Río, de que debemos aprender a vivir sosteníblemente si queremos sobrevivir como especie. Como respuesta a esta crisis un creciente número de ciudadanos de todo el mundo han comenzado a plantearse cómo quieren vivir en esta futura sociedad sostenible.
Su respuesta pasa por el deseo de construir una pequeña comunidad, una ecoaldea, que satisfaga los requisitos de sostenibilidad de la sociedad futura. Ha de ser una sociedad que proporcione una calidad de vida alta sin tomar de la Tierra más de lo que se le devuelve, una sociedad que no niega la existencia de la tecnología existente, pero que la utiliza a su servicio y no al revés; una sociedad que satisfaga la necesidad humana de desarrollar una vida con contenido social, ecológico y espiritual, ingredientes estos que normalmente faltan en las sociedades modernas. Este deseo se está haciendo real en muchos países, en versiones, culturas y climas diferentes, en casi todos los casos sin ningún apoyo público. Y en casi todos los casos, por personas con pocos recursos personales, pero con un alto grado de idealismo y de dedicación.Merecido apoyo
Los habitantes de las ecoaldeas merecen todo el apoyo de la comunidad internacional porque están creando modelos que, en un momento dado, pueden convertirse en la corriente principal de la sociedad, mejorando así la calidad de vida para todos nosotros. Más que ninguna otra cosa, el mundo necesita buenos ejemplos de lo que significa vivir en armonía con la naturaleza en una forma sostenible y espiritualmente satisfactoria, dentro de una sociedad tecnológicamente avanzada. La mejor forma de aprender, quizás la única, es por medio de ejemplos. La característica esencial de los habitantes de ecoaldeas es que ellos están ahí, en primera línea, poniendo en práctica con sus vidas las ideas que les mueven.
Son ellos los pioneros de nuestro tiempo, los que abren nuevos territorios, aprendiendo sobre la marcha y luchando contra la resistencia cerrada de la sociedad establecida. Y sin ayuda. Aún peor, nuestras leyes –leyes de ordenación del territorio, leyes sobre impuestos, normativas de construcción, regulaciones hipotecarias, etc.– son a menudo un gran obstáculo para intentar vivir de una forma que se sale del modelo de sociedad moderna industrial. Modelo que es insostenible, pero extremadamente resistente al cambio. De hecho, es probable que sea imposible cambiar este modelo de arriba abajo. Precisamente por ello, el movimiento de ecoaldeas pueda jugar un destacado papel en nuestro futuro común.
En el Norte
En el Norte, los motivos que impulsan a la gente a crear o a vivir en una ecoaldea son principalmente de tres tipos: ecológicos, espirituales y sociales. Cada uno de estos tres grupos trabaja en una línea alternativa positiva, que de alguna manera es también una reacción contra lo que cada uno de ellos percibe como la mayor deficiencia de la sociedad actual.
Aquellos que esgrimen motivos ecológicos reaccionan contra políticas medioambientales insostenibles. Tienden a enfatizar su deseo de vivir en armonía con la naturaleza, la permacultura y la autosuficiencia en la producción de alimentos y en energía.
Los que arguyen motivos espirituales reaccionan contra la filosofía materialista occidental, espiritualmente vacía, y contra lo que ellos perciben como los falsos dogmas de muchas religiones tradicionales. Su énfasis se centra en asumir la responsabilidad de sus propias vidas y en el desarrollo personal.
Por último, los motivados socialmente reaccionan contra la alienación del individuo, manifiesta en la institucionalización de las funciones tradicionales de apoyo, en la crisis de la familia y en la marginación de los miembros más débiles de la sociedad. Enfatizan el reestablecimiento de la “comunidad”.
Este último grupo es el más próximo a la corriente mayoritaria de la sociedad, por ello, para muchos, supone la forma más fácil de dar el salto. Los tres grupos incluyen frecuentemente personas que trabajan activamente en la difusión de los contenidos de la Agenda 21, del Plan de Acción Global (Global Action Plan), de Natural Step y de otras iniciativas similares. Estas categorías no son por tanto excluyentes. Muchas ecoaldeas incluyen los tres aspectos mencionados. A medida que unos van aprendiendo de otros, parece haber una tendencia a ampliar horizontes e integrar, en sus propias comunidades, los valores y experiencias de los otros, enriqueciendo de esta manera su concepción inicial. Es de suponer que las ecoaldeas con mejores perspectivas de desarrollo serán aquellas que incorporen los tres aspectos.
En resumen, parece haber un consenso general entre los habitantes de ecoaldeas del Norte de que el modo de vida actual es ecológicamente insostenible y de que los cimientos filosóficos y morales de nuestra sociedad materialista de finales del siglo XX son espiritualmente insatisfactorios.
Tal vez algunos se pregunten ¿por qué apoyar ecoaldeas en el Norte, cuando las necesidades del Sur son mucho mayores? La respuesta es simple: es en el Norte donde estamos viviendo insosteniblemente, no en el Sur. El Norte utiliza 100 veces más recursos per capita que el Sur. Por tanto, es en el Norte donde la necesidad de cambiar el estilo de vida es mayor que en el Sur. Es en el Norte donde tenemos la responsabilidad y los recursos para pasar a la acción.
En el Sur
La situación en el Sur es bastante diferente. La gran mayoría de la población vive en comunidades rurales que han sido sostenibles durante siglos, pero que están perdiendo rápidamente esta situación al ser abandonadas con el éxodo masivo hacia los suburbios de las macrociudades. Irónicamente, una de las razones de este desplazamiento es la falsa idea de que viviendo en la ciudad se conseguirá lo que se percibe como idílica vida en el Norte, cuando resulta que esta vida es rechazada por los habitantes de las ecoaldeas del Norte precisamente por insatisfactoria. En realidad, la rápida urbanización del Sur es tan insostenible como el consumismo del Norte.
La tarea más importante para el Sur es ralentizar el flujo de personas hacia las macrociudades y restablecer la sostenibilidad de las comunidades rurales de siempre. Al contrario que en el Norte, donde es más fácil crear nuevas comunidades de pequeño tamaño que reconvertir las existentes, la tarea del Sur es diferente y tiene dos vertientes:
1. Mantener y restablecer la sostenibilidad de las comunidades rurales existentes, incluyendo la creación de puestos de trabajo. Esto ralentizará el proceso de urbanización, pero no lo detendrá.
2. Crear modelos para casas de bajo coste, accesibles a todo el mundo y construidas con medios locales en ecoaldeas sostenibles sobre la periferia de las macrociudades, con el fin de absorber en mejores condiciones el flujo de gente.
Ciudades
El nombre de “ecoaldea” sugiere a algunos la idea de un pequeño núcleo rural, de carácter tradicional y con escasos medios tecnológicos. Esto no es así. Se trata más bien de un término nuevo que enfatiza la dimensión social y ecológica de la “comunidad”, se halle en un medio rural o urbano. Algunos prefieren el término “ecohábitat” para evitar esta falsa imagen. Los habitantes de las ecoaldeas no rechazan tampoco la tecnología moderna. Por otra parte, si en la actualidad la mayoría de las ecoaldeas del Norte son rurales, ello se debe a que es más fácil iniciar un proyecto sobre un trozo de terreno virgen. Las ecoaldeas urbanas serán importantes en el futuro, pero por el momento son más difíciles de poner en marcha, al menos en el Norte, debido a una infraestructura hostil y a la ausencia de claros límites en las ciudades. Un problema adicional es que es más difícil conformar un grupo homogéneo, con objetivos comunes, a partir de una comunidad existente, que crear una nueva. La mayoría de los esfuerzos de sostenibilidad, que hasta el momento se han llevado a cabo en las ciudades, se han centrado en readaptar, según los principios de sostenibilidad, servicios estructurales usando fondos públicos. Se trata sin duda de un paso importante, pero insuficiente. No es equiparable al hecho de crear una “comunidad”. De hecho, muchos de estos experimentos dejan a la población en una situación de aislamiento tan grande como antes. Falta el aspecto social, el pegamento que mantiene a la gente agrupada en torno a una idea común. El concepto urbano de ecoaldea ha de tener en cuenta estos aspectos sociales.
La Red Global de Ecoaldeas
La Red Global de Ecoaldeas (Global Eco-village Network, GEN) es una red de ecoaldeas de todo el mundo, impulsada inicialmente por Gaia Trust. Desde hace 5 años (desde 1991), un grupo “simiente”, de características muy diversas, con diferentes historias y estados de evolución, ha mantenido un fluido contacto, que ha desembocado en el actual GEN. Este grupo inicial incluye las siguientes comunidades: Findhorn community, Scotland; The Farm, Tennessee, EE.UU.; Lebensgarten, Steyerberg, Alemania; Crystal Waters, Australia; Ecoaldeas Rysovo y Nevo, Rusia; Gyürüfü, Hungría; Proyecto Ladakh, India; The Manitou Institute, Colorado, EE.UU. y la Asociación Danesa de Comunidades Sostenibles.
Estas comunidades fueron elegidas por diversas razones, que incluyen su dispersión geográfica, su atractivo como modelos, la conciencia ecológica y espiritual y los contactos personales. Buscábamos los que pudieran ser los mejores ejemplos de comunidades sostenibles existentes para todo el mundo. Ninguna de ellas fue considerada como un modelo perfecto, pero todas tenían algo importante que aportar.
Evolución
Un importante giro en el desarrollo del GEN, tuvo lugar en octubre de 1995, en la conferencia sobre “Ecoaldeas y comunidades sostenibles”, que se celebró en Findhorn. Participaron más de 400 personas procedentes de 40 países y más de 300 no pudieron ser atendidas por falta de medios. Todo un éxito, que demostraba el interés por el tema.
Se decidió entonces establecer 3 redes regionales que cubriesen geográficamente el globo, con centros administrativos en The Farm, Lebensgarten y Crystal Waters. Gaia Trust se comprometía a cubrir los gastos de apoyo a las redes durante 3 a 5 años y a actuar como secretaría de coordinación desde su oficina de Dinamarca. Todas las ecoaldeas interesadas, pero también personas o grupos afines, están invitadas a unirse a estas redes regionales, cuya forma organizativa se rige por los principios de autoorganización y de estructura abierta, democrática y no jerarquizada. Conforme la organización crezca, está previsto que las tres regiones iniciales se subdividan en varias regiones autónomas. Desde la conferencia de Findhorn, 3 nuevos nodos se han añadido a la red: la Asociación Gaia (Buenos Aires, Argentina), Kibutz Gezer (Israel) y el Instituto Internacional para un futuro sostenible (Bombay, India). Nuevos nodos adicionales de interés estratégico se irán añadiendo a medida que el presupuesto lo permita. Se está programando una reunión en Estambul en junio de 1996, en la que se prevé la constitución formal del GEN como una asociación de redes regionales autónomas, pero en la que se incluiría también, como miembros invitados, a las organizaciones que trabajan globalmente y que apoyan el proyecto del GEN.
Internet
El GEN ha abierto un espacio informativo en Internet (http://www.gaia.org), que crece rápidamente. Actualmente tiene más de 800 páginas y recibe 90.000 visitas mensuales. Este espacio incluirá, en principio, perfiles de todas las ecoaldeas miembros que lo deseen, se incluirán también manuales de “cómo hacerlo” para las comunidades en proyecto, foros de correo electrónico sobre cuestiones de interés especial (financiación, permacultura, construcción ecológica, Hábitat II, etc.) y enlaces con otras organizaciones afines, incluyendo proveedores de “productos verdes” en todo el mundo. Todos son bienvenidos a unirse a las redes regionales del GEN sin condiciones, no sólo ecoaldeas existentes o en proyecto, sino también personas y organizaciones interesadas por lo que está sucediendo.
Tecnología
Una cuestión importante para las ecoaldeas es la de cómo hacer que la tecnología responda ecológica, social y espiritualmente a las necesidades humanas, y no al contrario. Otra cuestión importante, íntimamente relacionada con la anterior, es la creación de puestos de trabajo en las ecoaldeas. La tecnología tiende a condicionar la estructura y la organización de la sociedad, lo que se manifiesta en la promoción de macrociudades invivibles, en la separación del hogar y del lugar de trabajo, en la institucionalización de las funciones de apoyo propias de la familia, en la degradación medioambiental, en la insostenibilidad y el consumismo y en la centralización y jerarquización de las estructuras. La visión del GEN supone un cambio estructural radical que invierte estas tendencias. Una parte importante de la estrategia del GEN es la promoción de tecnología sostenible. La idea a largo plazo es proporcionar puestos de trabajo sostenibles en las ecoaldeas, por medio del intercambio tecnológico y de la cooperación. Tres criterios claves aparecen a la hora de evaluar la tecnología apropiada en una ecoaldea, por encima de su viabilidad comercial: 1. que sea ecológicamente sostenible. 2. que su producción sea descentralizada y a escala humana. 3. que permita una forma de vida no estresante y contemplativa. La puesta en práctica de estos criterios llevará sin duda cierto tiempo.
Oficinas regionales
Las personas interesadas en unirse al GEN deben contactar con su oficina regional más próxima. Por el momento, hay tres regiones que cubren todo el globo y una secretaría de coordinación en Gaia Villages (una sección de Gaia Trust) en Dinamarca.
Internet: http://www.gaia.org