“Amalurra”, Madre Tierra, es el nombre en euskera del proyecto comunitario que nació como un sueño de convivencia y unidad. Un proyecto de comunidades intencionales situadas en Artzentales (Bizkaia), Caparacena (Granada) y Can Cases (Catalunya) compuesto por unas 100 personas (www.amalurra.org). Este proyecto ha sido materializado en base al trabajo grupal de introspección y desarrollo que Irene Goikolea (http://www.irenegoikolea.es) ha venido realizando. Amalurra quiere ser una contribución al proceso de transformación planetaria a favor de una nueva conciencia global, en sintonía con otros movimientos sociales que comparten la misma intención.
Origen:
La semilla de Amalurra se gestó en los años 90, en el seno de los primeros círculos de mujeres en la ciudad de Bilbao (Bizkaia), con el propósito de despertar a la capacidad sintiente del aspecto femenino sagrado, enterrado bajo la ética del patriarcado, para reconocer y honrar nuestros sentimientos excluidos, reprimidos u olvidados a fin de recuperar la vida perdida. Más adelante, una vez que las mujeres recuperamos nuestro espacio femenino y nuestra voz propia, estos círculos abrieron sus puertas a los hombres que decidieron también unirse a este movimiento, y así creamos los círculos mixtos.
El salto a la comunidad:
El volver a la tierra y el recuperar el sentimiento de comunidad, de grupo, de pueblo, surgió como un proceso natural y con la misma proporción de ilusión como de vértigo, decidimos vender nuestros pisos (los que tenían) y comprar un terreno en el campo para construir un sueño, una locura, un experimento,.. cada cual aportó lo que pudo. En este sentido, Amalurra nace como camino o plataforma para favorecer el encuentro con uno mismo a través del otro.
Uno de los objetivos que nos marcamos en nuestra experiencia comunitaria fue el de promover espacios de diálogo y convivencia que nos permitieran acceder a la sabiduría de nuestros ancestros y recuperar valores intrínsecos de nuestra cultura.